El diagnóstico y tratamiento del conjunto de las más de 200 enfermedades que se engloban bajo el término cáncer experimentará una auténtica revolución a lo largo de la próxima década. Según señalan varios expertos consultados por Público ante la celebración, este miércoles, del Día Mundial contra el Cáncer, que se celebra mañana, más de 30 años después del descubrimiento de los oncogenes, y cuando los avances de la genómica están cambiando el panorama de la medicina a todos los niveles, el conocimiento de las alteraciones moleculares que provoca cada tipo de cáncer ha abierto la puerta al desarrollo de fármacos dirigidos al corazón del tumor.
Esta forma de atacar el cáncer, todavía poco introducida en la práctica clínica, supone un auténtico ?cambio de paradigma?, en palabras de Emiliano Calvo, director de Investigación Clínica del Centro Oncológico Clara Campoamor, del grupo Hospital de Madrid. Así, frente a la quimioterapia de amplio espectro que atacaba a las células con gran capacidad de proliferación ?sobre todo las tumorales, pero también las que permiten el crecimiento del cabello, las de la mucosa intestinal o las de la médula ósea? existen ya en el mercado algunos ejemplos de los nuevos fármacos, como los anticuerpos monoclonales, que tienen muchos menos efectos secundarios al atacar directamente a la firma molecular del tumor.
Sin embargo, todavía es pronto para certificar el cambio de modelo, ya que, como señala el jefe de Oncología del hospital Infanta Sofía de Madrid, Enrique Casado, los pocos fármacos de este tipo que están ya disponibles van dirigidos a alteraciones moleculares concretas, pero ?la mayoría de los tumores son muy diversos en este sentido y requieren asociaciones de fármacos; por eso es necesario investigar más para localizar nuevas dianas terapéuticas?. De hecho, en la actualidad hay unas 300 nuevas entidades antitumorales en investigación.
Al mismo tiempo, el conocimiento de los perfiles de expresión genética de cada tumor implica una ?nueva filosofía? en el terreno de la oncología, ya que ?lo importante será tratar esas alteraciones biológicas, y no tanto si se trata de un cáncer de pulmón o de recto?, señala Casado. ?Ahora lo que hay que conseguir son técnicas estandarizadas que puedan establecer estas vías rápidamente en cada paciente en los hospitales?, agrega.
Tratamiento inapropiado
De esta forma, se daría a cada paciente la terapia que necesita y, de la misma forma, se evitaría utilizar determinados fármacos en enfermos a quienes no sirve de nada. ?Por ejemplo, en cáncer colorrectal [el más frecuente en España] sabemos que en función de que un gen, el K-RAS, esté mutado o no, hay un tratamiento que tiene oportunidad de ser o no efectivo; hasta hace poco había pacientes que se estaban tratando y no se beneficiaban?.
Para Casado, ejemplos como el anterior demuestran que el abordaje del cáncer ?va a cambiar mucho?. ?Hace 10 ó 15 años no había otra cosa que la quimioterapia, pero gracias al boom de la genómica han empezado a surgir infinidad de nuevos compuestos, la mayoría en estudio?.
Pero todavía hay mucho camino por recorrer para saber ?qué mecanismos moleculares pueden ayudar a predecir que un determinado paciente responderá a un fármaco concreto?, indica el oncólogo Carlos Camps, del Grupo de Estudio del Cáncer de Pulmón.
Sin embargo, para Camps el caso del cáncer de pulmón, uno de los tumores con menor índice de supervivencia, es especial, porque a diferencia de lo que ocurre en otros su causa es bien conocida: ?El cáncer de pulmón sería una rareza sin tabaco, aunque otros tumores también están muy relacionados con este hábito?, resalta el especialista, que apuesta por ?ser radicales para minimizar el tabaquismo y para que los fumadores queden arrinconados en su esfera privada; fumar no debe ser socialmente admisible?. En este sentido, hay estimaciones que indican que, sin tabaco, desaparecería el 30% de todos los casos de cáncer.
La ?quimio? seguirá vigente
Aunque los expertos coinciden en que los fármacos basados en la expresión molecular de los tumores son el futuro, también advierten que la quimioterapia no va a desaparecer de la noche a la mañana. Es más, teniendo en cuenta que las nuevas moléculas actúan sobre aspectos muy concretos de los tumores, la quimioterapia clásica, que también ha mejorado, aparece como el aliado ideal.
?Es muy difícil destruir un cáncer con un producto que ataque sólo una de los caminos que emplean las células tumorales para sobrevivir, porque tienen varios?, advierte Emiliano Calvo, que hace un símil con el metro: ?No por cerrar sólo una línea podemos impedir que la gente siga utilizándolo para ir por la ciudad?.
Por ello, junto con la quimioterapia, los nuevos medicamentos, entre los que también figuran los antiangiogénicos ?que reducen el suministro de sangre que necesitan las células tumorales para multiplicarse? necesitan de otros aliados. Así, los expertos destacan los avances en el diagnóstico precoz y también en el diseño de cirugías y radioterapias más precisas, capaces de atacar al corazón del tumor sin afectar a zonas sanas.
Al mismo tiempo, para que la revolución se consume, será necesario, como señala Calvo, poner en marcha un nuevo tipo de ensayo clínico que ofrezca más información, desde el principio, sobre las posibilidades de un candidato a antitumoral. ?Seguimos investigando los fármacos con las herramientas del siglo pasado, y al llegar a la fase de precomercialización la información es tan escasa que muchos fracasan?.
En este mismo sentido, Emilio Alba, vicepresidente de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), cree que ha llegado el momento de plantearse, en el nuevo escenario de medicina personalizada, el hecho de que sólo la industria pueda en la práctica investigar estos nuevos compuestos. ?Con la legislación europea tan estricta y burocrática que hay en vigor, sólo la industria farmacéutica puede realizar ensayos clínicos, y ese es uno de los problemas que tenemos?.
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